miércoles, 26 de marzo de 2014

Conjunto de El Vaticano



Basílica de San Pedro


Realizada por el arquitecto Bramante, tras la petición del Papa Julio II. Se quiso crear un edificio digno para la capital de la cristiandad, en el lugar en que se encontraba la primitiva basílica paleocristiana que fue derribada. Bramante crea un edificio con planta de cruz griega, con una cúpula central destacando sobre las otras cuatro menores que se situarán en los ángulos de los brazos. Tras la muerte de Bramante, tanto Rafael como Antonio de Sangallo el Joven reciben el encargo de continuarla, pero ninguno de los dos hace avances significativos, simplemente modifican el trazado central de cruz latina. Posteriormente Miguel Ángel continúa la obra (encargo del Papa Paulo III). Será quien retome el plan central con planta de cruz griega, pero más simple, con una única entrada principal. En el centro de la iglesia, sobre cuatro enormes pilares levanta una enorme cúpula inspirada en la de Santa María in Fiore de Florencia.




La cúpula en el exterior se eleva sobre un enorme tambor circular que presenta columnas pareadas de orden corintio y que sobresalen del muro, aportando un gran volumen. Entre ellas se sitúan ventanales rectangulares con un entablamento curvo. Encima se coloca un friso con una decoración de guirnaldas, cada una correspondiendo a un vano. A partir de este segundo cuerpo se levanta la cúpula, que tiene los nervios destacados, generando un gran juego de luz y sombra. Sobre la cúpula, como remate, una linterna sustentada también por columnas pareadas. El objetivo es llenar de luz el espacio del crucero, creando así una sensación espacial diáfana, además de dotar al edificio de un gran sentido monumental. Esta cúpula sirvió de modelo a las grandes construcciones posteriores.

Además el Papa Paulo V le encargó la transformación de la iglesia de San Pedro. Realiza así la definitiva planta de San Pedro del Vaticano. Maderno prolonga la primitiva planta de cruz griega que diseñará Bramante por los pies, transformándola en una planta de cruz latina. También es obra suya la Fachada de San Pedro del Vaticano.

Fachada de San Pedro del Vaticano




La fachada, de estilo Barroco, fue realizada por Maderno. Presenta una escalinata de acceso al templo. La fachada se divide en dos cuerpos. En el inferior, ocho columnas de orden gigante y cuatro pilares adosados a los laterales. En los laterales hay dos aberturas con arcos de medio punto, según se va hacia el centro nos encontramos con hornacinas con arco de medio punto que presentan frontones circulares, a continuación hay cinco puertas, dos de ellas adinteladas, otras dos con arco de medio punto y una central adintelada. En el mismo cuerpo, encima, encontramos vanos rectangulares, algunos de ellos ciegos, y sobre ellos, ventanas con arcos de medio punto con balconada, encima de ellos frontones triangulares y semicirculares sostenidos por columnas. Una línea de entablamento con inscripciones separa los dos cuerpos. En el cuerpo superior hay pilastras adosadas y en el intercolumnio encontramos vanos cuadrangulares y rectangulares alternados, los rectangulares en la parte superior con frontones triangulares y en el central un amplio frontón triangula con escudo en el medio. Hay un campanario a cada lateral. Remantando todo el conjunto una balaustrada junto con estatuas en línea con las pilastras. Además, en los laterales, hay dos relojes. 


Plaza de San Pedro del Vaticano






Tiene forma elíptica, formada por una gran columnata. Las columnas nacen en la fachada de la basílica como dos grandes brazos que acogen a la Humanidad. Bernini toma como punto de partida un eje central. Traza dos brazos rectos desde los extremos de la fachada convergiendo hacia el eje, produciendo así un engaño óptico que da mayor dimensión a la fachada principal. Estos dos brazos rectos están constituidos por una columnata dórica que se remata con un entablamento coronado por estatuas. Esta columnata se curva describiendo una elipse y sitúa dos fuentes en sus extremos. La columnata curva consta de cuatro hileras de columnas de cuatro órdenes distintos. En el centro de la plaza hay un gran obelisco egipcio. Bernini se preocupa especialmente por los juegos de perspectiva y por intensificar el efecto de profundidad. En la plaza procura que el templo nos produzca la impresión de encontrarse lo más al fondo posible. La importancia de este recinto pedía ser tratada de manera diferente al resto, era necesario aislarla de alguna manera para que el peregrino la contemplara en toda su grandiosidad, además el dibujo que aparece en el suelo de la plaza recuerda a un crismón.





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